La videncia o adivinación es la habilidad de quienes afirman poder predecir hechos venideros por sí mismos o mediante el uso de sortilegios. Históricamente esta presunta habilidad ha sido compensada por algún tipo de retribución económica aunque hay quienes dicen practicarla sin ánimo de lucro. Videncia o clarividencia, también llamada adivinación es la cualidad que poseerían.
La capacidad atribuida de adivinar el futuro es una creencia que se pierde en la noche de los tiempos indudablemente asociada a la ansiedad que siente el ser humano por su futuro y por lo impredecible. Abierta o clandestinamente, está presente en todas las sociedades y culturas sin excepción alguna, desde el neolítico hasta nuestros días y a pesar del triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.
Las personas a las que se atribuye tal habilidad suelen estar revestidas, según parte de la sociedad, con alguna cualidad especial, bien sea innata («tener don», «venir de familia», etcétera) o adquirida mediante iniciación u ordenación sacerdotal o de cualquier otro tipo, incluida la «superioridad» que proporciona el hecho de aparecer, por ejemplo, en televisión.
Hoy por hoy, la videncia se practica abiertamente en la mayoría de sociedades occidentales a través de consultas o mediante medios telefónicos, casi siempre apoyándose en algún sortilegio como la cartomancia, astrología, etc; que parece dotar al vidente de mayor autoridad. Jurídicamente se considera bajo el amparo de la libertad de creencias protegida como derecho fundamental por la mayor parte de legislaciones democráticas.
Platón como Cicerón concebían dos formas de adivinación: una inductiva considerada arte y otra natural, deductiva e intuitiva. Con la inspiración, se consideraba que el adivino era poseído por un genio o demonio, que le sumía en un trance o manía, palabra de la cual deriva mantike: mancias o artes adivinatorias.2
Los antiguos veían los elementos de la naturaleza como algo sagrado, y los utilizaban para fines adivinatorios:3
Adivinación mediante el aire: austromancia, ceraunomancia, caomancia, eromancia, meteoromancia
Adivinación mediante el agua: hidromancia. La cafetomancia o adivinación en la taza de café, tasomancia
Adivinación a través del fuego: calcinomancia, capnomancia, ceraunioscopia, ceromancia, molibdomancia, sideromancia, teframancia y la piromancia que agrupa la capnomancia y la piroscopia
Adivinación a través de la tierra: geomancia, lecanomancia, adivinación a través de las piedras preciosas: cristalomancia
Adivinación por alguna parte del cuerpo: amniomancia, antropomancia, metoposcopia, onicomancia, quiromancia
Adivinación a través de los animales: alectomancia, cefalomancia, ictiomancia, osteomancia, ornitomancia, hipomancia, shoqma
Adivinación a través de las plantas: hojas de coca
Adivinación a través del éter: astrología
Otras técnicas de adivinación: axinomancia, cartomancia, runomancia, ovomancia, acromancia, alfitomancia, aluromancia, bibliomancia, critomancia, giromancia, lampadomancia, ololignomancia, rapsodomancia, xilomancia, grafomancia, botanomancia, cleromancia, pesomancia, rabdomancia, catoptromancia, enomancia, geromancia, bolomancia, dactilomancia, cleidomancia, cledonismancia, gastromancia
Además, eran muy populares
La oniromancia o interpretación de los sueños.
Los augurios o adivinación con base en el vuelo de las aves.
Los presagios como origen de la observación deductiva de los antepasados.
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